viernes, 22 de julio de 2016

El reloj público en Tlaquiltenango.


Durante la época virreinal, en las colonias españolas en América existían dos maneras de percibir y contar el tiempo; una era la establecida por la iglesia católica a través de un 'reloj' agrícola, y la otra la usada por los burgueses y personas de clase social alta mediante el uso de relojes mecánicos. La primera, impuesta por la iglesia, se regía por el día y la noche de manera natural, es decir, que el día comenzaba con la salida del Sol y terminaba con la desaparición del mismo. De esta manera se establecían las misas y las jornadas de trabajo, entre otras cosas, variando según la naturaleza mandase. La segunda manera, la de los 'ricos', era mediante la utilización de relojes mecánicos aún primitivos, pues sufrían de muchas alteraciones horarias durante el día y trabajaban a partir de cuerda, cada reloj podía tener hora diferente, pues controlaban, más bien, procesos de producción o tiempos de espera. 

Para fines del siglo XIX, con el auge del modo de vida surgido a partir de la revolución industrial, se volvió de suma importancia el control del tiempo en las grandes ciudades, mismas que debían trabajar coordinadamente para obtener mejores resultados productivos. Lo anterior, dio como resultado la colocación de relojes públicos funcionales, pues, a pesar de que se sabe que existieron en América desde el siglo XVI, no todos funcionaban, de hecho, algunos tenían un origen meramente ornamental. 

La colocación de estos relojes significó entonces un sinónimo de desarrollo y modernidad, la gente vivía ya acorde a una sola hora y podía coordinar las labores del día junto con el resto de la gente, además de saber cuánto tiempo faltaba para que pasara el tren, por ejemplo. Los relojes públicos también eran de intención estética, se usaban para 'hermosear' las ciudades o pueblos en donde se colocasen, la mayoría, de manufactura francesa neoclásica, dignos de la época porfiriana.

Después de la Ley Lerdo sobre la desamortización de la propiedad corporativa civil y eclesiástica, la iglesia dejó de ser la dueña y señora de los pueblos y sus tierras, a escena llegaron varios actores privados (la mayoría extranjeros) que adquirieron terrenos y con ello poder sobre el pueblo, igualando o superando al poder eclesiástico.

Tlaquiltenango se vio envuelto dentro de todo el contexto anteriormente descrito, los sacerdotes pese a que ya no podían adquirir propiedades como miembros de la iglesia, sí lo podían hacer como particulares, y su situación privilegiada los favorecía. Además, varías personas 'particulares' tomaron el control del pueblo en sus manos, entre ellos se rotaban lo puestos de poder civil, y tomaba decisiones que afectaban, para bien o para mal, a la comunidad, Entre estas decisiones la colocación de un reloj público. 

Fue entonces, que el 23 de febrero de 1895 se llevó a cabo una junta entre los 'principales ciudadanos' de Tlaquiltenango y autoridades municipales, el entonces gobernador Manuel Alarcón y autoridades municipales de Jojutla. La junta fue para que los de Jojutla pidiesen a los de Tlaquiltenango les compartieran agua del Apantle Mayor construido en 1760. El acuerdo se dio, sin embargo, los de Tlaquiltenango pusieron como como única condición el donativo de $500 de parte de los jojutlenses, para la compra de un reloj que se colocaría en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán.

Finalmente, el 12 de julio de 1896 se efectuó dicho pago, aportando el Pbro. Agapito Minos $200, el Ing. Felipe Ruíz de Velazo $150 y Francisco Díaz Dosal $150. El reloj se colocó en la parte superior de la nave del templo de Santo Domingo y se inauguró el 1 de febrero de 1898. De esta manera, Tlaquiltenango daba un paso más rumbo al desarrollo porfiriano que se basaba más en un desarrollo estético que social.

Tlaquiltenango adquirió un reloj neoclásico de manufactura francesa, armado en la ciudad de Lyon, pero seguramente comprado en la Ciudad de México. Cabe mencionar que posiblemente el reloj costó más del doble de lo que se pidió como donativo, pues se tiene el dato de un reloj similar comprado para Teloloapan, Guerrero; también en 1896 que constó $1,113.50.

Por lo pesado de su maquinaría, de las campanas que lo acompañaban en su estructura y de la base en que estaba montado, el reloj fue reemplazado por otro, también siendo modificada la base que lo sostenía. Para el año 2000, el gobierno municipal decidió reconstruir la maquinaría original y colocarla en una torre de tres niveles construida en la esquina suroeste de la plaza revolución.

Dicha torre tiene como características que en su primer nivel el dejar ver a través de vidrios el funcionamiento de la maquinaria, en su segundo nivel la presencia de las campanas, y en el tercero un reloj con cuatro caras, además sobre la superficie del tercer nivel se observa el glifo oficial de Tlaquiltenango con altavoces. 

La torre se construyó respetando la colocación tradicional de los relojes públicos que los posiciona sobre edificios representativos de poder o en torres independientes, en parques, plazas o jardines. De esta manera, la gente podía consultar la hora pues no todos podía contar con un reloj personal; otra forma era guiarse por las campanadas de la iglesia.
La maquinaría original del reloj fue modificada, pues se le colocaron motores eléctricos 'modernos'. Pese a lo anterior, desgraciadamente se caracteriza por no funcionar. Para la escritura de esta publicación (22 de julio de 2016) se encuentra en mantenimiento.

Es así como conocemos una parte mínima de la historia de aquellas construcciones que quizás vemos cotidianamente, que se crearon en condiciones muy distintas a las que vivimos hoy en día y que guardan detrás mucha historia.

Escrito por el investigador Azael Abdí Vázquez Román.

Referencias:

Rivera Mir, Sebastián. Los relojes públicos y la unificación social del tiempo en la ciudad de México, 1882 - 1922. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. México. 2013.

Reloj Monumental de la iglesia de Santa María de la Asunción. Instituto Teloloapense de Cultura A.C. en: http://www.tecampana.com/reloj_jaf.html (consultado el 22 de julio de 2016).

Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas Propiedad de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas (Ley Lerdo) en: https://es.wikisource.org/wiki/Ley_Lerdo (consultado el 22 de julio de 2016).

Barra, Carolina. Relojes en la medida del tiempo. Colecciones del Museo Histórico Nacional. Chile.

El proceso de separación entre la iglesia católica y el estado mexicano. en  http://bibliohistorico.juridicas.unam.mx/libros/6/2950/7.pdf  (consultado el 22 de julio de 2016).

Minos, Agapito Mateo. Apuntaciones Históricas de Xoxutla a Tlaquiltenango. Cocinando Letras. 3° Ed (Facsimil). México. 2007.

lunes, 11 de julio de 2016

La Porciúncula.


Por Azael Abdí Vázquez Román.

El hecho de que exista una Porciúncula en una iglesia dedicada a Santo Domingo de Guzmán se convierte en algo extraño al saber que este símbolo es uno de los principales representativos de la orden mendicante de los franciscanos, sin embargo, debemos recordar que la hoy parroquia de Santo Domingo de Guzmán fue iniciada en su construcción y ministerio por franciscanos, así pues, fue dedicada a San Francisco de Asís en sus primeros años de funcionamiento como convento, durante la etapa conocido como "la evangelización". 


No obstante guarda un significado profundamente espiritual y religioso, es debido tomar en cuenta su antigüedad para tomarla como una obra de arte figurativo que se puede considerar como una de las huellas medievales en México. A continuación, me propongo explicar su significado. 

Porciúncula, es una palabra que deriva de la voz latina 'portiuncula' que se ha traducido como 'pequeño terreno (o parcela)' o 'pequeña porción de tierra'. La Porciúncula original es una capilla ubicada actualmente dentro de la Básilica de Santa María de los Ángeles a 4 kilómetros del municipio de Asís en Italia. 


Originalmente, la capilla se situó en un terreno aislado y casi en ruinas y estaba dedicada a Santa María de los Ángeles. Esta capilla fue el lugar designado a Francisco de Asís para que fundara la orden de los hermanos menores en 1209. En 1216, Francisco consiguió de parte del Papa Honorio III una absolución para todo aquel que se congregara en la capilla el día 2  de agosto, fiesta local.A esta festividad se le conoce como 'Perdón de Asís'. Así, podemos darnos cuenta de cuán importante fue para los franciscanos que habitaron en Tlaquiltenango durante la conquista y los primeros años del virreinato. 

La Porciúncula ubicada en la portada Sur de la parroquia de Tlaquiltenango, es una imitación a la entrada de la Porciúncula original ubicada en Italia. Asemeja también, la existencia de una capilla dentro del recinto mayor. Hoy en día, se observa sobre el arco de medio punto que tiene como puerta un nicho hueco y semi destruido, quizás, en dicho hueco estuvo colocada una imagen de San Francisco de Asís o de algún otro Santo que pudo ser "castigado" retirándolo de su sitio tal vez de manera violenta, o bien, en algún desastre natural.

Un elemento característico que salta a la vista es una cruz con un cráneo y huesos debajo. Existen quienes le han dado un significado prehispánico relacionando esta imagen con Xipe Totec (señor desencarnado), pues a dicha deidad se le rindió culto en el Tlaquiltenango prehispánico, sin embargo, el significado de este símbolo es meramente cristiano y data de la era medieval. 

El significado sintetizado de este símbolo es el triunfo de Jesús de Nazareth sobre la muerte, sin embargo, dicho símbolo deriva de alegorías pintadas durante la Edad Media que ilustraban una leyenda apócrifa que decía que el lugar en el que Jesús había sido crucificado (Gólgota) era el lugar en el que había sido enterrado Adán (el primer hombre según la tradición judaica). 

De alguna manera, la explicación de esta leyenda era  que el lugar en el que yacía el primer pecador debía ser el lugar en el que se terminara el pecado. 

La Porciúncula de Tlaqultenango, está construida a detalle con piedra de cantera, y sólo el cráneo con los huesos están rodeados de piedra volcánica, característica que los coloca 'dentro de la tierra'. El nicho, muestra aún restos de pintura y aplanado, lo cual, nos puede decir que fue destruido de manera premeditada, en alguno de los pasajes de la historia en los que el edificio fue motivo de conflicto. 

La gran mayoría de templos construidos por franciscanos durante el virreinato, muestran una portada lateral del lado Sur o Norte, se suele llamar a estas puestas "Porciúnculas" de manera arbitraria pues no todas son imitaciones de la original italiana. De hecho, si observamos detenidamente notamos gran similitud en las Porciúnculas de Tlaquiltenango y del ex Convento de la Asunción de María, hoy Catedral de Cuernavaca, ésto, pudo ser a causa de que el modelo y la traza de ambas construcciones fueron hechos por Juan Sánchez Talaya.

Así pues, la Porciúncula pasa a ser una obra de arte con un contenido histórico bastante extenso, la cual, debe ser admirada y cuidada por todos aquellos que vivimos en Tlaquiltenango, pero que, a veces ignoramos la historia que está a nuestro al rededor y a nuestro alcance  








Referencias:

Los Huesos de Adán al Pié de la Cruz. Consultado en: museodelapasion.blogspot.mx

Fiesta del perdón de Asís. Consulado en: anagomas.net

Historia de la Porciúncula. Consultado en: www.castillodelmonoosorio.com

Hinojosa, Laura. Crónica Pictográfica de un Conflicto Religioso. UAEM. 2009.







viernes, 8 de julio de 2016

De Cárdenas a López Mateos.

Por Azael Abdí Vázquez Román.

El  23 de mayo, se conmemoran los aniversarios del asesinato de Rubén Jaramillo junto a su familia. Un crimen que nunca fue esclarecido y que como todos los asesinatos con intereses agrícolas de mediados del siglo XX, sólo se archivó. En una fecha tan conmemorativa como ésta, es menester reseñar de manera breve lo fue el movimiento encabezado por Rubén Jaramillo Ménes que, si bien estuvo lleno claroscuros, es digno de ser mencionado. 

Rubén Jaramillo se vio fuertemente involucrado en lo que fue la construcción del ingenio de Zacatepec, estuvo dentro del primer consejo de administración y de inmediato tuvo roces con los gerentes del ingenio, al grado de llegar a un primer intento de asesinato en su contra, mismo que desencadenó la primera etapa armada de su movimiento. 

Los roces con la gerencia se dieron a causa la corrupción dentro de la administración del ingenio. Y es que a pesar de que en apariencia, Lázaro Cárdenas brindó demasiadas facilidades para la construcción y puesta en marcha del ingenio, dejó clara una condición muy importante, que la gerencia se nombraría mediante decisión del gobierno federal.

Entonces, los gerentes eran propuestos por el gobierno federal y eran avalados por el gobierno estatal, lo cual provocó que la pelea de Jaramillo contra los gerentes también tuviera una línea política. Como ya mencioné, las peleas se daban por la corrupción y malas condiciones de trabajo dentro del ingenio, sin embargo, algunos historiadores como Alicia Hernández, señalan que se dio a causa de que a Jaramillo le fue negada una diputación local que pedía a cambio de no ‘levantar’ a los obreros y campesinos. 

También podríamos entender que se trato de una simple lucha de poderes, Jaramillo siempre destacó de entre el resto de los campesinos gracias a su 'verbo' y a su poder de convocatoria, nunca quiso doblegarse a los gerentes que buscaban administrar de manera autoritaria, lo que porovcó que los intereses personales de unos y otros chocaran. 

El partido comunista había entrado oficialmente a México en 1919, a partir de ese momento comenzaron la lucha de expandir su ideología, logrando llegar a personajes de gran relevancia como Lázaro Cárdenas, quien era presidente de la república a la creación del ingenio de Zacatepec. Cárdenas, gobernó con el sistema político socialista (antesala del comunismo) y se caracterizó por su cercanía y solidaridad con los pueblos, sobre todo rurales, además creó amistad con diversos líderes populares, entre ellos Rubén Jaramillo. 

Pese a la cercanía hacia los pueblos, el sistema de gobierno de Lázaro Cárdenas se caracterizó por ser demasiado paternalista al otorgar préstamos (que incluso eran a fondo perdido) a los campesinos para que estos no tuvieran ningún tipo de pérdida económica. Cuestión que sus sucesores no estuvieron dispuestos a sostener y que creó conflictos de igual manera.

La cercanía de Jaramillo con Cárdenas, además de la defensa de los obreros y campesinos del ingenio, hizo que a Jaramillo desde un principio se le tachara de comunista, sin embargo, no fue sino hasta 1961 cuando se afilió al Partido Comunista Mexicano (PCM), lo cual también ha sido considerado como causa de su muerte. La ideología jaramillista se condujo (según los propios jaramilistas) por la defensa agraria y por la razón religiosa, dado que Jaramillo además de ser defensor agrario era pastor metodista. Para Jaramillo, lo principal era la palabra de Dios, aunque a veces se contradijera con sus acciones; y la tierra sólo debería ser utilizada para el cultivo agrícola. 

Las luchas armadas de Jaramillo se dieron más bien en defensa de su vida. Tuvo conflictos con todos los gobiernos estatales a partir de Elpidio Perdomo y hasta Norberto López Avelar, se mantuvo como prófugo en la Sierra de Huautla y el sur de Puebla, pues en diversas ocasiones se le buscó para matarlo. Además, se hizo odiar por personas de los propios pueblos a los que decía defender, pues en nombre de su lucha asaltaba negocios e incluso saqueaba casas, también se le adjudicaron diversos asesinatos y demás crímenes, por lo que tenía tantos seguidores como detractores. 

Jaramillo participó en dos ocasiones como candidato a la gubernatura del estado de Morelos. Su innegable poder de convocatoria hizo que ganara de manera indudable su primera campaña, sin embargo, el triunfo no le fue reconocido y la protesta derivó en la segunda etapa armada de su movimiento. Para su segunda campaña electoral, el movimiento se mostró más organizado, sin embargo no tuvo tanto apoyo como el primero. Jaramillo también fue derrotado de manera oficial, pese a esto, sus seguidores reclamaron un robo en el conteo de los votos. 

Jaramillo se mantuvo cercano a los presidentes de la república, pese sus fricciones con los gobernadores del estado. Sostuvo correspondencia con todos los presidentes, desde Cárdenas hasta López Mateos, y en ocasiones se entrevistó con algunos, logrando conseguir diversos acuerdos y amnistías en pro de su movimiento. Podemos concluir entonces que el conflicto de Jaramillo era más bien contra el gobierno estatal y no tanto con el federal. 

Para la década de 1950 entró a Morelos un nuevo sector económico, el inmobiliario. Diversos empresarios y políticos poderosos comenzaron un negocio que ocupaba las tierras en su mayoría ejidales para la construcción de fraccionamientos de lujo con casas que vendían a personas de clase media, sobre todo, de la capital de país. Los terrenos les eran despojados a los propietarios campesinos de manera violenta o con documentación apócrifa, sobre todo en el norte de la entidad. Jaramillo fue invitado por otros líderes campesinos para ‘apadrinarlos’ y aconsejarlos en la pelea de los pueblos contra el gobierno y el grupo de empresarios por la defensa de sus terrenos. Para el gobierno, Morelos debía dejar de ser un estado agrícola para dar paso a un estado con casa lujosas y grandes empresas, obviamente, con intereses personales de por medio. 

Para 1960, Jaramillo y un grupo de campesinos comenzaron la gestión de la adjudicación de 30 mil hectáreas ‘ociosas’ en las comunidades de Michapa (Coatlán de Río) y el Guarín (Amacuzac), para crear un centro de población autosustentable y dirigido bajo un concepto socialista al que llamarían ‘Otilio Motaño’. El terreno les fue concedido, sin embargo, el gobierno ya tenía planes éste, por lo que les fue retirado el permiso de población de manera inesperada. Esto, desató la molestia de los campesinos quienes de todas formas ocuparon los terrenos, siendo desalojados en dos ocasiones de manera violenta. 

En el sexenio de Adolfo López Mateos, se vivió con más crudeza la lucha anticomunista del gobierno. El secretario de gobernación era Gustavo Díaz Ordáz y se caracterizó por sus acciones violentas y sangrientas en contra de diversos grupos procomunistas. A raíz del conflicto por los terrenos de Michapa y el Guarín, Jaramillo rompió relaciones de manera drástica con el gobierno federal y aún más con el gobierno estatal que era dirigido por Norberto López Avelar, un coronel originario del norte del país quien también tenía como característica su odio hacia el comunismo. 

Desde Enero de 1962, Jaramillo se vio involucrado en acciones de resistencia y provocación contra el gobierno tanto estatal como federal, sin embargo, logró conseguir amnistía por parte de López Mateos. Pese a la amnistía federal, Jaramillo fue ‘levantado’ por supuesto militares junto a toda su esposa e hijos. Fueron llevados a las inmediaciones de la zona arqueológica de Xochicalco, donde fueron ejecutados de varios tiros por armas de uso oficial. 

El encargado de reconocer los cuerpos fue el periodista Cristobal Rojas en Tetecala, de ahí se llevaron los cuerpos al centro de Tlaquiltenango en donde fueron velados y sepultados en el panteón del barrio de Tlayehualco. El crimen, conmocionó en gran medida a la población cercana al pueblo de Tlaquiltenango, durante varios días, distintos periódicos como ‘El Diario de Morelos’ dieron seguimiento a la investigación del asesinato. El crimen fue adjudicado al gobierno, sin embargo, la versión nunca fue reconocida aunque tampoco fue desmentida. La investigación fue archivada y nunca se supo a ciencia cierta quién perpetró el asesinato de manera material e intelectual, pese a lo anterior, grupos pro gobierno reconocían la autoría gubernamental del crimen. 

Este hecho, cortó de tajo las acciones jaramillistas de manera activa. El movimiento entró en una etapa de clandestinidad que no permitió la desaparición del grupo, el cual, sobrevive aún hasta nuestros días.

Referencias

Hernández, Aura. El Jaramillismo en el Morelos de Norberto López Avelar. LBP. Primera Edición. México. 2014. 

Jaramillo, Rubén. Autobiografía. LBP. México. 2014. 

Nuñez, Salvador. Vida y Luchas de un Dirigente Campesino. Cultura Joven. Tercera Edición. México. 1998. 

Hernández Chávez, Alicia. Breve Historia de Morelos. FCE. México. 2002. 

De la Peña, Sergio. Historia de la Cuestión Agraria Mexicana. Veintiuno editores. Primera edición. México. 1989. 

Martínez Verdugo, Arnoldo. Historia del Comunismo en México. Grijalbo. Primera Edición. México. 1985.

jueves, 7 de julio de 2016

¿Cuánto medía 'El Rollo'?



Al rededor de este monumento existen muchos mitos, uno de ellos corre sobre su tamaño original. La versión que más se ha dispersado es que medía 40 metros o más (1), sin embargo, puede ser un tamaño un tanto exagerado considerando la circunferencia de la estructura. Ahora bien, analicemos este hecho. 

El texto que habla sobre 'el rollo' lo encontramos en el libro publicado por el presbítero Agapito Minos en 1923. Minos lo copió de un libro llamado 'XV - El Almanaque - XV' en 1890; él describe al libro como viejo, pero no da fecha de su publicación ni de la fuente de la información, por lo que la fecha real de la misma no la conocemos. 

En el texto menciona que la altura de 'el royo' (escritura original) es de 40 varas (no 40 metros) y además describe su finalidad y funcionamiento. Tenemos entonces que su tamaño es dado en varas y no en metros, ambas son unidades de medida de diferentes longitudes en equivalencia. 

La vara fue una unidad de medida de longitud ampliamente utilizada en la península ibérica durante la época medieval y todavía hasta la estandarización del sistema métrico decimal a finales del siglo XIX, era utilizada dentro del comercio y al llegar los españoles al actual territorio mexicano trajeron consigo sus maneras de medir y de pesar, por tanto, 'el rollo' fue planeado en varas que, reitero, no son lo mismo que el metro. 

Y entonces, ¿Cuánto medía 'el rollo' en metros? Para darnos una idea más familiar de su tamaños original es necesario realizar la conversión correspondiente entre varas y metros. La vara es una medida divisoria de la legua, y aunque existieron muchos tipos de varas (variaciones en medida) se terminó por estandarizar acorde a la vara de Castilla. 

Según esto, una vara es igual a 0.8359 metros, o bien, a 83.59 centímetros. Si en el texto encontramos que la medida original era de 40 varas, entonces multiplicamos esta cantidad por .8359 lo que nos da que la altura original en metros fue de 33.436m. Ahora bien, es menester recordar que en el mismo texto dice que años después de su construcción 'el rollo' fue destruido por un rayo, quedando reducido a la mitad. Tomando en cuenta que dicha mitad tuvo que ser aproximada multiplicamos 20 por .8359 para obtener que la altura de 'el rollo' después de la caída del rayo fue aproximadamente de 16.718 metros. 

El tiempo y las inclemencias climáticas hicieron estrago en las ruinas del torreón reduciéndolo un poco más en tamaño. Fue remodelado a mediados del siglo pasado para protegerlo del paso del tiempo. 

Referencias: 

(1)https://elrollo.com.mx/s/historia

Minos, Agapito. Apuntaciones Históricas de Xoxutla a Tlaquiltenango. México. 2007 (3° Edición)

García Montes, Luis. Medidas Antiguas: La vara. España. 





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